martes, 12 de noviembre de 2013

Aunque no recuerdes mi voz…


Carta a mi hija:

Amada mía, me tomé este momento, en el que tanto te extraño, en el que tanto me hacen falta tus ojitos, tus manitos, tu piel y tu voz para calmar toda inquietud que llevo dentro.
No sabes lo terrible que es tenerte lejos, no poder verte, abrazarte y besarte como en realidad lo quisiera… ahora mismo.
No te extraño tanto como te pudieras imaginar. No extraño tu mesita de colores, tus zapatillas, tu olor, ni tus muñecas sucias, las siento mas cerca que nunca. Vives en mi en todo momento.

En esta ciudad tan gris y toxica, mientras todos avanzan directo al hoyo, mi mente se pierde pensando en ti, en lo que descubres, conoces, juegas y tocas.
Le temo hija mía, a lo que te rodea, a los peligros que enfrentarás, a las enfermedades y malestares en que la distancia, el tiempo y el dinero no me permiten acudir, y eso duele.
Duele no caminar contigo por tu calle estrecha. Duele no correr tras de tu gata blanca y callejera. Duele no mirar las rosas que están bajo tu techo. Duele no sentir el metal frió del resbalín en el que caes lento de las estrellas. Duele no sentir el viento que agita tus crespos hermosos cuanto te alzo con mis brazos.
Duele la indiferencia de quien te dió a luz, duele mi ausencia en tu crecimiento.
Pero aquí estoy aun, orgullo mío, luchando por ti, por tu futuro mas que el mío. De la vida y de la gente ya no quiero mas, solo de ti y lo que en ti florece cada día, de esas cosas yo si me llenaría.

Como quisiera llamarte y decirte que estoy bien, soy yo el que corre peligro en todo esto. A ti te cuida Dios,  eso lo sé, por eso no te pregunto. Si lo hiciera, ¿Serías tu la que me contestará? ¿Serias tú la que me hiciera las preguntas que temo responder? ¿Serias tú mi pañuelo de lagrimas cuando lo necesite?
¿Podrían tus hombros pequeños y perfectos, recoger mi cabeza cuando mi cuerpo no responde por cansancio?
¿Serías tu quien abra mis ojos cuando despertar me provoca asco? ¿Sería tu dulce voz la que me suba el animo cuando mi sonrisa se derrumbe por la amargura de la gente? ¿Serian tus manos las que me acaricien cuando el odio gane y las fuerzas se agoten?
¿Serian tus ojos los que iluminen mi camino cuando el sol se apague?. ¿Serian tus brazos los que me ayuden a caminar cuando este viejo y ya no recuerde nada?. Dime hija mía, si seria tu mente, quien guardara las hojas del libro
que nunca escribí, pero que mi lengua te podría narrar días y noches enteras, de lo que he vivido y nadie supo nunca?. Que seas tú, la que se quede cuando todos se hayan marchado.

Dime "PAPÁ" de nuevo hija mía, dime que me amas de nuevo por favor!. Bésame en la boca antes que tu abuela nos sorprenda y nos regañe. Abrázame de nuevo por favor, antes de irme.


Yo no me he ido, hija mía…Nunca lo haré. Y yo sé que miras por la ventana de tu casa, a ver si llega quien te promete estar ahí cuando lo necesites. El tiempo se encargará de recuperarlo todo, y tu serás quien juzgue mis errores.

Ya no tardo, vida mía, en devolverte cada segundo perdido, cada beso y cada abrazo perdido.
Guarda tus "te amo papá", no los botes, que yo los iré pronto a buscar. Espérame despierta cuando todos duerman y arrastre mis pies al salir del trabajo.

Te he visto por las noches vagando por Talca, te vi en los ojos de aquella niña rubia, bajo efectos etílicos con  aliento a químico. ¿Que hacías con una bolsa en tu boca, hija mía? ¿Dime quién te lo enseñó?.

Soy distinto hoy. Desde que llegaste, haz cambiado mi vida, y he conocido el esfuerzo, la perseverancia y el cansancio, pero si yo siembro tu sonrisa hoy, el sol mañana nos pertenecerá.

Desde el rincón de mi cuarto, escribo esta triste carta, y te extraño mas que nunca y me haces mucha falta. Mañana será otra batalla. Prometo llegar a tus pies, aunque no tenga todos mis miembros y llegue malherido.
Tu sonrisa lo curará todo, y tu sonrisa quedara pegada en mi cara para que la pena por fin se vaya. Será tu sonrisa, la que tanto adoro.

Te Amo mas que a nada en el mundo, lo juro por la sangre que corre por mis venas.
Aunque no recuerdes mi voz…